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El Regreso de los Ratones Verdes

El Regreso de los Ratones Verdes

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Por: Fabian Gosselin

Después de la paupérrima actuación de la selección mexicana en esta Copa América, mucha gente se pregunta: ¿Es esta la peor selección en la historia de nuestro país? Para muchos, sin duda lo es. Sin embargo, habrá varios Baby Boomers que recuerden a una selección que estaba al nivel de esta y a la cual se le conocía mundialmente como “Los Ratones Verdes”. Aquella selección de México de principios de los 70s fue goleada 8-0 por Inglaterra y perdió 4-0 contra Trinidad y Tobago en las eliminatorias para el mundial, lo que resultó en no clasificar a Alemania 1974. Esa selección era el mofe del orbe y consolidaba este apodo porque sus jugadores salían al campo temblando como ratoncitos, como si del otro lado del campo estuvieran 11 lindos gatitos listos para darse un festín.

Lamentablemente, parece que han regresado los Ratones Verdes. Esta selección de los 2020s se asemeja mucho en forma y en resultados. Liderada por Jimmy Mouse, salvo unos cuantos jugadores, estos futbolistas que se visten de verde parecen Stuart Littles perdidos en el campo sin saber ni para qué están jugando, conformados por su mundo de fantasía y dinero, con poco futbol y pocas ideas. Agradezcamos que los mundiales ya son de 48 equipos y que para el siguiente tenemos pase directo, que, si no, esta selección no tendría ni la capacidad para calificar a un mundial. Sin emabargo, el que revivió a los Ratones Verdes no es Jimmy Mouse. Dejemos de ser un país ignorante que busca señalar responsables y se va con la finta de que “todo es culpa del técnico”. Ya estuvo bueno de creernos esta mentira y que siga el pan y circo como si nada estuviera pasando mientras nuestros rivales se hacen cada vez más fuertes.

Nuestro problema es de sistema. Sí, Jimmy Mouse es un incompetente sin suficiente experiencia como para liderar una selección con la presión de la de México, pero la realidad es que podríamos traer a Pep Guardiola, a Ancelotti, o al mismo Bielsa, y el resultado no sería muy diferente al que tenemos hoy. Probablemente uno de estos técnicos de gran envergadura nos haría ganarle a Venezuela, pero dejemos de ser tan ingenuos de pensar que esta es la solución porque estamos a años luz de siquiera competirle a las mejores selecciones del mundo. No hay talento, punto. Y no lo hay porque el circo no está diseñado para el desarrollo de este, está diseñado para que estos ratoncitos verdes traigan billetes verdes que le dan de comer a toda esa bola de directivos y dueños que no tienen llenadera.

Este problema no es reciente. No es el resultado de un par de años de mal manejo y de prostituir a la selección. Es el fruto de dos décadas de poner los intereses económicos por encima del desarrollo deportivo de nuestro futbol. Dos décadas de mole tours, de 17 copas oros con rivales medianos, de no exportar jugadores y retenerlos a billetazos, de llenar la liga de extranjeros y no darles oportunidad a jóvenes mexicanos, de quitar el descenso y tener un mediocre sistema donde el 70% de los equipos llega a la liguilla. En fin, nos podemos pasar toda la tarde buscando ejemplos y la realidad es que a ojos de los que toman las decisiones, no pasa nada. Mientras todo siga igual, seguiremos produciendo Stuart Littles que salten a la cancha sin un verdadero propósito para ser humillados por los rivales.

A pesar de todo, les tengo una mala y una buena. La mala: estamos a solo dos años del mundial y tenemos a la peor selección de la historia. No hay tiempo ni capacidad sistemática para lograr un cambio en tan poco tiempo, así que nos tendremos que conformar con lo que hay, tratar de por lo menos no hacer el ridículo en nuestro mundial y darle vuelta a la página. La buena: quiero pensar que hemos tocado fondo. No se puede fracasar más después de quedar eliminados en fase de grupos de un mundial y una Copa América, de no ganarle a USA un partido en 5 años, de no calificar a unas olimpiadas. Y cuando uno toca fondo, empezamos a abrir los ojos para darnos cuenta de que el estatus-quo no funciona y por lo tanto se esperaría que a partir de este punto es donde empiezan los cambios y la reconstrucción de nuestro futbol. Tomará tiempo, quizás para el 2030 o 2034 se recupere la dignidad futbolística, así que habrá que ser pacientes y no permitir que nos durmamos en el camino.

Es momento de despertar y exigir un cambio real, porque si no transformamos nuestro sistema, los ratones verdes seguirán corriendo en círculos, atrapados en su jaula, mientras el resto del mundo avanza. Nuestro futbol merece más que ser un mero espectáculo; merece dignidad y progreso.

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